«Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos» Mateo 9,38
Jesús no baja los brazos porque el trabajo sea mucho y pocos los colaboradores. Se fía del Padre. Pone su mirada en los alto y deja que Dios actúe. No se angustia. Señor, quiero ser como tú, en medio de las dificultades, poner mi mirada en el Padre y esperar todo de él. Que no me angustie en la escasez, que toda esperanza esté puesta en ti.
Dios les Bendiga.
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