«El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día» Juan 6,54
Hoy Jesús nos recuerda que no importa qué mal hayamos hecho o estamos haciendo, porque a pesar de eso nadie está fuera del alcance de la misericordia y el amor de Dios. La misma voz que llamó a Pablo nos llama también a nosotros para que tengamos vida en él, al participar de la Eucaristía el sacramento de la misericordia y el amor eternos, en el cual nos unimos a Dios y los hermanos. Jesús no ofrece excepciones todos estamos invitados a participar de su mesa. Amen.
San José Obrero, ruega por nosotros!
Dios nos bendiga.
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