Domingo de la Tercera Semana de Cuaresma
«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed» Juan 4,13
Todo ser humano anhela ser feliz y por eso teme y huye a la soledad, a la tristeza, al vacío, al sufrimiento y dolor. Hoy Jesús nos dice que solo él puede saciar definitivamente nuestra sed de felicidad, porque la sed de felicidad que experimenta todo ser humano, en lo más profundo de nuestro ser, es en realidad una sed de Dios, y como tal, no podrá ser saciada finalmente sino solamente por Él. Pidamos hoy la gracia de reconocer que Dios nos ha creado para él para que seamos felices y que nuestros corazones estarán inquietos mientras no descansa en Dios. Amén.
¡Feliz domingo!
Dios nos bendiga.
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