Miércoles de la Novena Semana del Tiempo Ordinario
«No es un Dios de muertos, sino de vivos» Marcos 12,27
Dios Padre bueno, que me sacas de las tinieblas del egoísmo y de la muerte y me invitas al descubrimiento luminoso del otro, concédeme el don de reconocerte siempre vivo a mi alrededor. De discernir también lo bueno y lo vivo que pueda haber en mí, para hacerlo crecer en la eternidad de tu amor. Amén.
Dios les Bendiga.
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