domingo, 25 de septiembre de 2016

 Domingo de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario

«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males» Lucas 16,25

La palabra de Jesús hay que entenderla en su contexto. Lo que quiere enseñar con este relato no es cómo es Dios, sino cómo podemos ser las personas. Y sobre todo, quiere hacernos conscientes de que el bien no puede esperar. ¿Cuántas veces se me cuelan las urgencias, las prisas y otras prioridades y no presto atención a quien de verdad me necesita?

Feliz Domingo!
Dios les Bendiga.



ORACION
"Cuántos Lázaros y Epulones hay en nuestro mundo y en nuestra vida"
Ahí está Lázaro, sentado a la puerta de la casa del rico que festeja y banquetea. Y como Lázaro, tantos hombres y mujeres tirados hoy en las cunetas, alzando sus voces y sus brazos para pedir ayuda, para pedir alivio, para pedir compasión. Víctimas de cadenas y esclavitudes. De pobreza y hambre. De explotación y abusos. Gente de ojos gastados y gesto triste. Que miran, y quizás, esperan que alguien tenga tiempo para ellos.
Ahí está en el rico que banquetea, indiferente a la necesidad de su vecino. Y como él, tantos hombres y mujeres perdidos en dinámicas absurdas. Son los insaciables, los frívolos, los acaparadores. Siempre pendientes de sus propios apetitos y aficiones. Siempre empezando las frases con un “yo”. Siempre encontrando excusas para no abrir los ojos, la puerta o el corazón al prójimo.
Algún día será tarde para desandar el camino, para poner remedio, para gritar que otro mundo es posible. Algún día. Pero no hoy. Hoy todavía estamos a tiempo. Hoy todavía es momento de mirar alrededor, y trenzar redes de compasión y cordura, de justicia e igualdad, de dignidad para todos, pues todos somos hijos del mismo Dios y hermanos. Ahora, hoy, es el tiempo. Para que, un día, no tengamos que decir, con tristeza: «Ojalá lo hubiera sabido».
Amén.

Adaptación de Lc 16, 19-31
José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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