Miércoles de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
«Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a atenderlos» Marcos 1,31
Cada persona, después del contacto con Cristo, no sólo se sentiría curada de su enfermedad, sino también de su alma, porque para Dios todos somos únicos. Y no importa lo malos o buenos que seamos, siempre está ahí, al alcance de la mano, por eso acerquemosno al Señor, cuando nossintamos enfermos y recivamos esa mirada de amor sanará nuestro cuerpo y nuestra alma.
Dios les Bendiga.
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