«Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí» Mateo 18,5
Los niños son frágiles, vulnerables. Es por eso que hoy el Señor,nos invita a mirar a nuestra fragilidad y reconciliarme con ella. Señor, mi Dios, quiero ser como un niño. A veces no sé bien lo que eso significa, pero me pongo en tus manos, me abandono. Consuélame en mis heridas, anímame en mis cansancios, envíame a los heridos y cansados para que yo sea tu ungüento y tu fuerzaen medio del mundo necesitado. Amén.
Dios nos bendiga.
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