«Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura» Mateo 23,26
Señor, vengo aquí como uno de aquellos ciegos que tú curaste. No acierto a ver con tus ojos. Confundo con importante con lo insignificante. Me quedo en la superficie de las cosas. Pon tus manos sobre mis ojos. Enséñame a coincidir con la manera tuya de mirar. Amén.
Dios nos bendiga.
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