1 de noviembre
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» Mateo 5,8
La solemnidad de Todos los Santos nos invita a incorporar una visión más amplia en nuestras vidas y a tener fe en un futuro más feliz. Es Cristo quien nos ofrece nos ofrece un modelo de santidad y felicidad: ser sumiso a la voluntad del Padre, humilde de corazón, firme en la oración y empobrecido de las posesiones. Todos los santos nos recuerdan que seguir el mensaje del Evangelio es posible. Oremos para que Dios nos dé la gracia de perseverar hasta el final, porque nuestra recompensa será grande en el cielo. Amén.
¡Todos los Santos y Santas de Dios, rueguen por nosotros!
Dios nos bendiga.
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