Martes del Quinto Día de la octava de Navidad
«Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque mis ojos han visto a tu Salvador» Lucas 2, 29-30
Hoy se nos invita a permanecer unidos al Señor mediante la obediencia a sus mandamientos. El Espíritu Santo es el que nos ayuda a ser obedientes a Dios tal como lo hicieron Simeón, María y José; el mismo Espíritu Santo que vendría sobre Jesús en su bautismo y lo conduciría al desierto. En la Navidad celebramos que así como Dios eligió convertirse en uno de nosotros, nosotros debemos elegir estar con Dios. Debemos ver lo que Simeón vio a Jesús como la salvación que Dios ha preparado para todos y elegir la gracia de seguir obedeciendo sus mandamientos, como lo hizo la Sagrada Familia. Amén
¡Bendecida Navidad!
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