Viernes de la Decimoquinta Semana del Tiempo Ordinario
«Misericordia quiero y no sacrificio» Mateo 12,7
Hoy Jesús nos recuerda que Dios está con nosotros siempre. Los fariseos eran personas obstinadas en su forma de interpretar la ley ante acciones y cosas que eran insignificantes. Incluso ante la maravillosa presencia de Dios mismo en Jesús, los fariseos no se conmueven, ellos no reconocen a quien castigan. Pidamos hoy la gracia de poder conmovernos ante la belleza de la creación, el simple dón de cada día, porque nuestro Dios es un Dios de misericordia, que nos ama incluso cuando lo rechazamos. Amén.
¡Dios nos bendiga!
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