Homilía Miércoles de Ceniza
2 de marzo de 2022
“Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre” – Mt 6,1-6, 16-18
Queridos hermanos y hermanas, hoy comenzamos el Tiempo de Cuaresma 40 días de preparación para la celebración de la Pascua. Durante algún tiempo de la pandemia muchas personas tuvieron que hacer cuarentena porque ellos o alguien de su familia estaba enfermo de coronavirus, 40 días dentro de su casa, podríamos decir que fue un tiempo de recuperación y prevención. Cuarenta horas… Cuarenta días… Cuarenta años… Todos representan períodos de prueba, preparación y purificación en la Biblia. La lluvia cayó sobre el Arca de Noé durante cuarenta días. Moisés estuvo en la cima del Monte Sinaí durante cuarenta días, sin comer ni beber nada antes de recibir los Diez Mandamientos. Los hebreos vagaron por el desierto durante cuarenta años camino a la Tierra Prometida. David reinó sobre Israel durante cuarenta años. Jesús estuvo en el desierto durante cuarenta días después de su bautismo antes de comenzar su ministerio. También Jesús estuvo cuarenta horas en la tumba después de la crucifixión, y se apareció a sus discípulos durante cuarenta días antes de su Ascensión al cielo.
Queridos hermanos y hermanas, sí, en muchos sentidos, cuarenta es un número bíblico que sugiere un tiempo de prueba, preparación y purificación. La Cuaresma, es nuestro tiempo, el tiempo al que San Pablo llama “el tiempo agradable. . . el día de la salvación”. Es fácil pasar demasiado tiempo perdiendo el enfoque en lo que más importa: acumular tesoros en el cielo para nosotros mismos. La Cuaresma es un tiempo para usar la oración, la penitencia, el ayuno, la limosna, el servicio y la abnegación para ganar dominio sobre nosotros mismos, para que cada uno de nosotros pueda hacer de sí mismo una ofrenda a Dios que haga cambiar la historia; recordemos que nuestra oración, caridad, ayuno pueden cambiar la historia; cambiar nuestra historia, la historia de nuestra familia, comunidad, ciudad, país y la historia de Ucrania…
Queridos hermanos y hermanas, ser marcados con la Cruz de Cenizas nos recuerda el ayuno proclamado por Joel en la primera lectura de hoy. Joel vivió tiempos difíciles en un reino dividido, ocho siglos antes de la venida de Cristo. Para el profeta Joel, el final siempre estaba cerca, cada día podría ser el último. Lo mismo podría decirse de todas las personas de todos los tiempos… y tristemente para muchos Ucranianos, para quienes hoy podría ser el últimos día de sus vidas… Pidamos al Señor la gracia de usar estos cuarenta días de la Cuaresma como una oportunidad para morir a nosotros mismos y vivir para Aquel que envió a su Hijo único a morir por nosotros, por nuestros pecados y por nuestra salvación, que así también nosotros aprendamos a morir a nosotros mismos para la salvación de nuestra alma y la salvación las almas de otros nuestros semejantes.
¡María, Reina de la Paz, protégenos de la guerra!
Feliz y bendecida Cuaresma.
Dios nos bendiga.