«Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» Marcos 3,34-35
Jesús ya había invitado a aquellos que lo habían seguido, en la vida totalmente nueva de los miembros del Reino de los Cielos. Luego, nacidos en esa nueva vida, serían sus hermanos y hermanas en una forma diferente, un lazo más hondo que los lazos normales de una familia. Ésta es la invitación que nos extiende a todos, nosotras y nosotros.
Dios les Bendiga.
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