Sábado de la Tercera Semana de Cuaresma
«Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido» Lucas 18,10
Querido Señor, concédeme un corazón humilde y contrito. Tú sabes mi miseria. Te ofrezco la miseria de mi maldad para que puedas purificarla y hacer con ella lo que quieras. No quiero vivir mi vida simplemente evitando los grandes pecados. Quiero tener una relación profunda e íntima contigo basada en una humildad sustancial. Amén.
Feliz sábado!
Dios nos bendiga.
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