Miércoles de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario
«¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?» Lucas 17,18
Desde pequeños se nos ha enseñado a dar gracias cuando recibimos algo. Porque la gratitud es una virtud un hábito precioso que nos ayuda a ver y reconocer la fuente de donde proceden todas las cosas que suceden en nuestras vidas. Hoy Jesús nos invita a dejarnos iluminar por la gratitud a reconocer que la bondad y el amor generoso de Dios es lo que nos salva y nos bendice, no las acciones justas que hayamos hecho. Pidamos hoy la gracia de siempre ser agradecidos con Dios aunque en muchas ocasiones no entendamos el porqué de las cosas que nos están sucediendo. Amén
¡Dios nos bendiga!
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