Opcional Memorial de San Juan de Dios, religioso
«No estás lejos del Reino de Dios» Marcos 12,34
Hoy Jesús nos recuerda que el mandamiento más grande es amar: amar a Dios primero y luego amar a tu prójimo como a ti mismo. La respuesta de Jesús a los escribas hoy fue muy clara, contundente e inequívoca. Y su mandato no era sólo amar a Dios, sino amarlo con todo el ser. Deberíamos ver a Dios en todo lo que decimos, en todo lo que hacemos. Él debe ser nuestro centro, nuestro propósito, nuestro principio y fin. ¿Y para esos momentos en los que fallamos? Afortunadamente, Dios es paciente y misericordioso y continúa llamándonos a él. También se nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; ver la imagen de Dios en cada persona y reconocer su dignidad inherente sin importar su edad, estado de vida o cómo puedan diferir de nosotros en antecedentes o creencias. ¡No hay ninguna cláusula de excepción dentro de este mandamiento! Poco importa lo que “sentimos” acerca del otro; El verdadero amor nunca puede ignorar su imagen divina ni sus necesidades humanas, manifestado en la compasión y la paciencia que Dios nos brinda sin falta y, por lo tanto, debería, a su vez, extenderse a aquellos con quienes nos encontramos a diario. Tampoco hay ninguna cláusula que diga que “esto es realmente fácil”. Pero las palabras de Oseas hoy, sobre la paciencia y la misericordia de Dios, son útiles: “Vuélvete al Señor tu Dios”, dice Oseas. “Pide perdón de los pecados”. Cuanto más reconozcamos lo que dentro de nosotros necesita cuidado y compasión (es decir, nuestras faltas y nuestros pecados), y pidamos ayuda a Dios, más fácil será ver a los demás con los ojos con los que el Señor nos mira y amarlos. Dios está en la persona que nos ofendió y en la persona que sufre así como lo entiendo y vivió San Juan de Dios a quién hoy recordamos por dedicar su vida al servicio y cuidado de los enfermos. El Señor está en los rostros de aquellos que no nos agradan y es por eso que no podemos elegir quién recibe nuestro amor, porque todos los prójimos a quienes Jesús nos manda amar. Pidamos hoy la gracia por intercesión de San Juan de Dios de reconocer que a veces el amor es fácil pero no siempre y que a veces tenemos que trabajar en ello, pero cuando amamos a Dios con todo nuestro ser y nos arrepentimos y buscamos el perdón cuando pecamos, crecemos en la gracia de amar a los demás también.
San Juan de Dios, ruega por nosotros.
Dios nos bendiga.
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