«Imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades» Lucas 4,40
Si hay algo que se repite, una y otra vez en la actividad de Jesús, es su capacidad sanadora. Ese contacto curativo que él tenía con las personas. También nosotros, como la suegra de Simón, podemos estar aquejados de fiebres que nos paralizan, que no nos dejan vivir con todo nuestra potencial. Dejemos que hoy Jesús nos vaya tocando, nos vaya abriendo y sanando.
Dios les bendiga.
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