Jueves 23 de Noviembre
«Postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano» Lc 17,16
Adorar y dar gracias es ordenar toda la vida de uno hacia el Dios vivo y, al hacerlo, volverse uno correctamente ordenado interior y exteriormente. Adorar es volver sobre uno mismo y darse cuenta de qué se trata finalmente la vida. La adoración no es algo que Dios necesita, sino lo que necesitamos nosotros y mucho.
Dios les bendiga.
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