Miércoles de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario
«El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo» Lc 14,27
El auténtico discípulo ha de amar y seguir con todo su corazón y toda su alma a nuestro Señor Jesucristo, por encima de todo vínculo, incluso del más íntimo, porque el seguimiento precede incluso al amor por la propia vida. Seguir a Jesús, al fin y al cabo, comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay discípulo.
Dios les bendiga.
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