«Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora» Mateo 25,13
Estar vigilante no es vivir en un estado de temor permanente, como quien te amenaza con atacarte en el momento menos pensado. Vivir vigilante oxigena tu vida, te impide relajarte y sobretodo impide que confíes demasiado en tus fuerzas. Déjate amar por Cristo, por el Esposo que viene a visitarte. Como el esposo esperado que llama a la puerta, la palabra de Dios vuelve a llamar a la puerta de tu corazón. Ábrele la puerta para recibir la bendición de su mensaje.
Feliz domingo.
Dios les bendiga.
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