Miércoles de la Undécima Semana del Tiempo Ordinario
«Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto» Mateo 6,6
Hoy Jesús nos insiste en que toda oración verdadera debe ser ofrecida a Dios, porque podemos caer en la tentación de orar para los hombres y no a Dios. Por lo tanto que nuestra oración sea pública o en privado, no tengamos ningún pensamiento en nuestra mente y ningún deseo en su corazón sino Dios. Teniendo siempre presente que el Dios a quien oramos es un Dios de amor que está más listo para responder que nosotros para orar. Amén.
Dios nos bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario