«Tengan sal en ustedes y tengan paz los unos con los otros» Marcos 9,50
Señor, me gusta ese consejo tuyo de que no falte la sal entre vosotros y vivid en paz. Me gustaría encontrarte en todo con la misma normalidad con que saboreo los alimentos. Gracias por dar sabor a mi vida. A lo bueno y alegre, y a lo difícil o triste. No me dejes vivir la vida insípidamente. Y ayúdame a encontrar el gusto y el sentido a todo, porque en todo puedo encontrarte a ti. Amén.
Dios nos bendiga.