«Llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos» Marcos 6,7
A cada uno de nosotros nos toca cuidar que la Palabra de Dios no deje de ser anunciada, proclamada y testimoniada, porque todas las personas tienen el derecho de recibir el Evangelio. Y por eso los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por la propaganda sino por el testimonio de fe. Amén.
Dios nos bendiga.
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