Viernes de la Novena Semana del Tiempo Ordinario
«El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» Marcos 12,37
Jesús se aplica a sí mismo el título de Hijo de David para recordarnos que él siendo humano como nosotros es nuestro salvador, que él estaba desde el principio con el Padre y que solo él nos puede llevar al Padre. Porque sólo en Jesús podemos depositar en todo momento nuestra confianza porque él entiende nuestras condición humana y nos ofrece la gracia divina para salir adelante. Pidamos hoy la gracia de confiar en el señorío de Jesús que nos invita en medio de nuestra humanidad a vivir como hijos e hijas de Dios. Amén.
¡Dios nos bendiga!
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