Homilía Domingo de Pentecostés
05 de junio de 2022
“Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” – Juan 20,19-23
Queridos hermanos y hermanas, hoy celebramos la Solemnidad de Pentecostés, hoy concluimos el tiempo de la Pascua. Con la fiesta solemne de Pentecostés celebramos el cumpleaños de la Iglesia. Cuando los Apóstoles estaban reunidos en el aposento alto, en el Cenáculo, el Espíritu Santo vino sobre ellos como un fuerte viento, descendiendo sobre ellos como lenguas de fuego. Todos los discípulos que estaban junto a la Virgen Maria, los once apóstoles en ese lugar el día de Pentecostés fueron inspirados y fortalecidos por el Espíritu, y esto hizo que Pedro y los demás comenzaron a predicar la palabra, como sabemos, gracias a esa predicación ese día se bautizaron unas tres mil personas. Ese día de Pentecostés nació la Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, más de 2000 años después, Jesús sigue vivo en el mundo y el Espíritu continúa obrando a través de nosotros, sus seguidores. ¡Debe haber sido algo estar en esa habitación cuando el Espíritu Santo entró en medio de los discípulos reunidos allí! Aunque eso debe haber sido asombroso, la verdad es que el Espíritu todavía está presente hoy, el Espíritu Santo está con nosotros hoy y en cada momento de nuestra vida. el Espíritu Santo viene a nosotros en todo momento. Tú y yo somos personas ordinarias capaces de cosas extraordinarias gracias al poder del Espíritu en nosotros y en el mundo. Su gracia nos inspira a difundir su palabra, cuidar a los necesitados, consolar a los que sufren y vivir como creyentes en este mundo necesitado del amor de Dios, especialmente en este momento tan difícil que vive la humanidad con esta guerra en Ucrania, con los hechos tan terribles que han sucedido recientemente con la muerte de todos sus inocentes y sus profesoras en Texas. El mundo necesita mucho amor, y ese amor sólo nos puede dar el Espíritu Santo, pero debemos pedírselo al Espíritu Santo.
Queridos hermanos y hermanas, hoy celebramos el cumpleaños de la Iglesia, los cumpleaños son a menudo una ocasión para hacer regalos. Pentecostés no es una excepción. El Espíritu Santo otorga abundantes regalos o dones espirituales a los creyentes. Es posible que estos regalos no vengan en una caja envueltos con papel de colores brillantes, pero su valor es incalculable. Nos dan fuerza cuando somos débiles y coraje cuando tenemos miedo. Se nos otorga sabiduría para informar nuestro juicio y entendimiento para ayudarnos a ver a Dios en lo que nos rodea. El don de consejo nos permite ser dirigidos por Dios en los asuntos necesarios para nuestra salvación. La fortaleza y el temor del Señor nos dan firmeza mental para hacer el bien y evitar el mal, y nos ayudan a comprender el poder de Dios mientras lo admiramos y lo adoramos. Se nos concede el conocimiento para juzgar correctamente las cuestiones de fe y de recta acción, y la piedad para dedicarnos a Dios y abrirnos a su voluntad.
Queridos hermanos y hermanas, estos dones se dan gratuitamente y proporcionan todo lo que necesitamos para vivir como hijos de Dios. Estamos llamados a usar estos dones para fortalecer nuestra fe y servir al Padre. Si alguien nos regalara un teléfono nuevo o cualquier otra cosa, no lo guardaremos escondido en su caja. En cambio, les daríamos un buen uso y probablemente pensaríamos en la persona que nos los dio cada vez que los usáramos. De la misma manera, el Espíritu Santo permanece con nosotros y quiere que usemos sus dones para ayudarnos a crecer en nuestra fe y acercarnos a Dios. Sus dones también pueden ayudarnos a llamar a otros para que se unan a nosotros en nuestro viaje. Estos dones no están destinados a permanecer ocultos ni a ser utilizados únicamente para nuestras propias necesidades. Están destinados a ser compartidos. Están destinados a inspirar a otros e invitarlos a unirse a nosotros en la familia de Dios. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario