Memoria de San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia
«El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí» Mateo 10,38
En el evangelio de hoy Jesús habla de división y espada, al mismo tiempo que predica sobre la paz y el amor. Jesús enfatiza la división que puede ocurrir cuando las personas deciden seguirlo, el mensaje de Jesús es un llamado a priorizar nuestra relación con él por encima de todo, incluso si eso significa enfrentar la oposición de aquellos que no entienden ni aceptan nuestra fe, pero esta paradoja de división y unidad en Cristo nos desafía a reflexionar sobre el costo del discipulado mientras obtenemos fortaleza de sus promesas de vida eterna y gracia abundante. Como cristianos estamos llamados a vivir nuestra fe en el mundo, trabajando por la justicia y esforzándonos por la unidad en Cristo, pero debemos recordar que la división de la que habla Jesús no es una división de odio o enemistad, sino una división que nace de nuestro compromiso inquebrantable con él. Pidamos por intercesión de San Buenaventura que aceptemos la división que Jesús nos ofrece con amor y compasión, buscando siempre llevar a otros al conocimiento de la amorosa misericordia de Dios. ¡San Buenaventura, ruega por nosotros!
Dios nos bendiga.
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