Martes Después de Epifanía
«Él les replicó: “Denles ustedes de comer» Mateo 6,37
Los dones de Dios son signos visibles de su presencia entre nosotros. Hoy Jesús nos recuerda que hay un nivel único de alegría al dar y recibir, dar de lo que tenemos es un signo visible de amor. Jesús es el supremo dador de dones visibles e inesperados. Como católicos, continuamos experimentando los dones visibles de Jesús de múltiples maneras todos los días. Dios mismo nos ha mostrado que su amor no es meramente una realidad invisible. Está visiblemente presente para nosotros en su creación, su Iglesia, sus señales y maravillas y sus sacramentos. Amén.
¡Dios nos Bendiga!
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