Lunes de la Decimosexta Semana del Tiempo Ordinario
«Pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás» Mateo 12,39
En el evangelio de hoy, los escribas y fariseos le piden a Jesús una señal. Podríamos pensar en este pedir más como una demanda. Porque a pesar de haber visto u oído de las muchas señales y prodigios que Jesús ya ha realizado, se niegan a aceptar ninguna de ellas como una legitimación real de su autoridad de parte de Dios. La negativa de Jesús no es arrogancia, sino reconocimiento de que sería una completa pérdida de tiempo porque sus oponentes son malvados y lo ven como un agente de Satanás, nada los convencerá, por eso Jesús los llama una generación mala e infiel. También nosotros pedimos señales y pruebas de Dios cuando no estamos dispuestos lo que Dios nos está revelando, pero Dios nos proporciona exactamente la gracia que necesitamos para recordar y fortalecernos en la fe. Él se da a sí mismo y somos transformados por eso, que es mucho más grande que cualquier cosa que el mundo haya visto jamás. Amén
Dios nos bendiga.
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