Jueves de la Vigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario
«Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa» Lucas 6,35
Hoy Jesús nos habla de cómo debemos relacionarnos y amarnos unos a otros. Pero para los discípulos, su llamado a “amar a los enemigos, orar por los que os odian, poner la otra mejilla, dar la túnica y prestar sin esperar nada a cambio” habría sonado irracional, por no decir francamente confuso y sin sentido. Pero Jesús, proclama una nueva enseñanza, una enseñanza que, según él, sería recompensada en gran medida y nos ayudaría a ser misericordiosos como el Padre es misericordioso y a amar como Dios nos ama y cómo ese amor está diseñado para que participemos en él y si lo permitimos, nos transformará y nos ayudará a vivir de la misma manera que Jesús nos exhorta a hacerlo. Habrá momentos en nuestra vida en los que practicar el tipo de amor al que Cristo nos llama puede ser un gran desafío, este recordatorio es también para nosotros: el amor edifica y si uno ama a Dios, es conocido por él… hay un solo Dios, el Padre… para quien existimos. Amén
Dios nos bendiga
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