«Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: Quiero; queda limpio.» Marcos 1,41
Jesús rompe esas barreras artificiales. Cura al leproso. Así demuestra que su enfermedad no es fuente de impureza, no mata. Jesús al tocar al leproso, se hace oficialmente impuro. Se hace a sí mismo marginado, se hace uno con nosotros. Dios acerca y une, junta y no divide, convoca a todos a formar la única familia de Dios.
Feliz domingo.
Dios nos bendiga.
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