Sábado de la Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario
«Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos» Mateo 19,14
Jesús bendijo a los niños y nos mostró a través de ellos un camino hacia el reino de los cielos. Pero qué tienen los niños que los hace pertenecer tan sólidamente al reino de los cielos, es por eso que si somos como niños en nuestro propia vida y ser merecedores llegar al Reino de los cielos, los niños tienen una gran capacidad para amar y ser amados sin juicios ni expectativas, en la sonrisa de un niño encontramos una del cielo; los niños son ejemplos perfectos de amor incondicional. Pidamos hoy la gracia de poder comprender que el amor de Dios es igualmente incondicional y que experimentar ese tipo de amor de Dios y de los niños nos revela cómo debemos esforzarnos por vivir nuestras vidas como hijos de Dios. Dejando de lado los juicios, los prejuicios y el odio y reemplazarlos con bondad, compasión y amor. Esforcémonos por ser más como los niños que fueron bendecidos y amados por Jesús. Amén
Dios nos bendiga.
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