Miércoles de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
«Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio» Marcos 1,38
Hoy Jesús nos recuerda que nuestras palabras y acciones tienen un efecto, para bien o para mal, en la vida de los demás. En el Evangelio de hoy Jesús pasa una tarde sanando a los enfermos y expulsando demonios, sólo para estar listo a la mañana siguiente para moverse y ministrar de manera similar a la gente en los pueblos de toda Galilea. Puede ser muy fácil para nosotros hoy como seguidores de Jesús, pensar que nosotros nunca podremos estar a la altura de Jesús siendo eficaces en nuestras palabras y acciones, pero eso si lo que decimos y hacemos marcar una gran diferencia en la vida de los demás. Es verdad que no podemos esperar realizar curas milagrosas como lo hizo Jesús, pero sí podemos acercarnos a quienes nos necesitan y llevar esperanza a sus corazones. Pidamos hoy la gracia de tomar tiempo con Dios en la oración para que él nos guíe en las acciones grandes y pequeñas que realicemos y para que ninguna palabra que digamos o cualquier acción que realicemos quede sin un efecto positivo en la vida de los demás. Amén
Dios nos bendiga.
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