Martes de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario
«María escogió la mejor parte y nadie se la quitará» Lucas 10,42
Hoy Dios nos llama a escuchar sus enseñanzas. A lo largo de los Evangelios, Jesús enseña claramente la importancia del trabajo duro y del servicio, Jesús ve y valora nuestro trabajo, nos fortalece para que entreguemos nuestras vidas al servicio de los demás pero hoy Jesús nos invita a acercarnos, a sentarnos a sus pies, a prestar atención a esta cosa particular que llamamos adoración. Porque así es como Dios nos hizo, estamos hechos para el amor y la comunión con Dios. Somos finitos, el Dios que nos apartó desde el vientre de nuestra madre entiende de lo que somos y no somos capaces. Dios, que nos conoce íntimamente, nos llama, por su gracia, a estar presentes, a sentarnos y escuchar su enseñanza, a discernir en oración lo que nos pide que hagamos en cada momento de nuestro día. Y aquí, en esta liturgia, participamos en la vida divina de la Trinidad, un intercambio eterno de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, esta acción, esta participación litúrgica, es nuestro derecho y deber por el bautismo es la mejor parte; no la demos nunca por sentada. Pidamos la gracia de acercarnos a Jesús como María para crecer en el amor por él y así ser fortalecidos para el servicio al que estamos llamados a medida que avanzamos en nuestro discipulado. Amén
Dios nos bendiga.
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