Memoria de Nuestra Señora del Rosario
«Entonces Jesús le dijo: Anda y haz tú lo mismo» Lucas 10,37
En el evangelio de hoy hay dos puntos clave, primero, que cualquier persona que encontremos es nuestro prójimo, sin importar el grupo al que pertenezca y el segundo punto es que el amor y la misericordia están en el corazón de la ley y deben tener precedencia en la acción correcta. En su intercambio con el estudioso de la ley en el Evangelio de hoy, Jesús articula que todos debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra mente, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero, ¿quién es nuestro prójimo? Jesús, como suele hacer, responde con una parábola. Pero el samaritano no es el bueno de la parábola porque cuida al hombre herido. El samaritano es nuestro ejemplo porque reconoce que la humanidad y la dignidad de este hombre están por encima de cualquier otra descripción, en el papel, son enemigos, en el reino, son vecinos y hermanos. Jesús le dijo al doctor de la ley, ve y haz lo mismo, pero también nos lo dice a nosotros pero lo que más importa al seguir la ley de Dios es tratar a los demás con amor y misericordia. Jesús proclama que vivir una vida rebosante de amor y misericordia hacia los demás, especialmente hacia los oprimidos, es la clave para la vida eterna. Pidamos hoy la gracia de poder reflexionar sobre cómo consideramos a todos y cada uno como nuestro prójimo. Nuestra Señora del Rosario, ¡ruega por nosotros!
Dios nos bendiga.
lunes, 7 de octubre de 2024
Llamados a tratar a los demás con amor y misericordia
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