Sábado de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario
«Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» Lucas11,28
Hermanos y hermanas: Nuestra breve lectura del Evangelio es de Lucas. Nos transporta al tiempo de Jesús en la tierra, cuando enseñaba y atendía a los necesitados. La multitud se asombró al verlo expulsar demonios. Una mujer declaró con alegría: Bendito el vientre que te llevó. Jesús no niega que nuestra madre María sea bendita, pero informa a la mujer, así como a la multitud, que aquellos que escuchan la palabra de Dios y la guardan también son benditos. Se refiere a todos los creyentes de su tiempo en la tierra, así como a través de los siglos de fe cristiana. Y eso nos incluye a nosotros aquí hoy. Somos parte de la familia de Dios, al igual que lo fueron los israelitas, y al igual que lo fueron sus discípulos y seguidores cuando Jesús caminó en esta tierra. Según el Evangelio de hoy nosotros también somos bendecidos si escuchamos la palabra de Dios y la seguimos, así pues, el encargo que se nos ha encomendado a cada uno de nosotros hoy aquí es el siguiente: estamos escuchando la palabra de Dios ahora mismo y Él quiere que participemos en su salvación para el mundo. La elección, entonces, está en nuestro poder. Si elegimos aceptar todo lo que Jesús enseña, seremos bendecidos, esa es la promesa de Dios. Y tenemos esa elección. Por medio de la fe, somos hijos de Dios. Hoy, animémonos unos a otros a seguir a Jesús aún más de cerca y fielmente que ayer. Las bendiciones son más poderosas de lo que jamás podremos comprender plenamente. Amén.
Dios nos bendiga
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