Lunes de la Vigésima Octava Semana del Tiempo Ordinario
«La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás» Lucas 11,29
Nadie sabe cuándo volverá Cristo; nadie sabe cuándo llegará su día de juicio. Para estar preparados para encontrarnos con el Padre, debemos arrepentirnos de nuestras malas acciones y experimentar la misericordia y el perdón de Dios. Nuestra verdadera libertad reside en vivir conforme a Cristo y convertirnos, nosotros mismos, en un “signo” fiel de testimonio para los demás. A través de la confesión y el perdón, nos humillamos y rompemos las cadenas que nos atan a nuestros pecados y podemos experimentar la misericordia de Dios, y es a través de esto que experimentamos la verdadera libertad. Si no podemos arrepentirnos, entonces somos parte de la generación malvada. Es decir, en lugar de preparar nuestros corazones para el Señor, nos quedamos de brazos cruzados en las profundidades del pecado esperando una señal de que Cristo está cerca. Si esperamos una señal, será demasiado tarde. Si queremos experimentar la vida eterna con Cristo, no podemos ser esclavos de este mundo pecador. Debemos dejar de lado el orgullo, la vanidad, la envidia y la ociosidad, y trabajar para preparar nuestra casa para la venida de Jesús. Si siempre estamos en un estado de preparación, entonces estamos viviendo verdaderamente para el Señor y ya estamos experimentando un sabor de libertad al seguirlo y servirlo. Amén.
Dios nos bendiga.
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