Jueves de la Vigésimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario
«Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos» Lucas 10,3
La tarea de compartir el mensaje del Evangelio pertenece a todos los bautizados. El Evangelio de hoy habla a todos los bautizados y a nuestra misión común de compartir la Buena Nueva, Jesús envía a sus seguidores a las ciudades y pueblos, y nosotros, que lo adoramos aquí hoy, también somos enviados desde esta Misa a compartir el Evangelio con el mundo. El Evangelio de hoy nos recuerda que Jesús sabe que cuando sus discípulos se pongan en camino, se encontrarán con una variedad de respuestas: algunos los recibirán con gran alegría, otros con indiferencia e incluso rechazo. Pero, sin importar la respuesta, ellos deben permanecer firmes y enfocados –firmes en su fe mientras oran para que el dueño de la mies envíe más trabajadores, y enfocados en que, sin importar cómo sean recibidos, no deben desesperarse y permanecer comprometidos con la proclamación del Evangelio. Hoy También esta es nuestra responsabilidad como bautizados y formados en la Palabra y el Sacramento, por eso somos enviados, exhortados y animados a permanecer firmes en nuestra fe y enfocados en nuestra resolución y podemos enfrentar obstáculos que no son diferentes a los que experimentaron los discípulos: rechazo, indiferencia, ignorancia y tal vez incluso nuestros propios tropiezos de duda y desesperación, junto con las trampas de la tentación y el pecado. Pero nada de esto sorprende a Dios. Así como conoció a sus discípulos, el Señor nos conoce a nosotros. Él sabe de lo que somos capaces y es mucho más de lo que imaginamos. Él sabe de qué tenemos miedo, y su gracia es mucho mayor que nuestro miedo. Él permanece entre nosotros y dentro de nosotros para ayudarnos a lograr aquello a lo que nos llama. Pidamos hoy la gracia de anunciar que el reino de Dios está cerca, y no tengamos miedo de salir y anunciar esa Buena Noticia al mundo. Amén
Dios nos bendiga.
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